Dicen que el amor cuando llega, va cambiando. En lo personal divido al amor en dos etapas:
La primera etapa (y mi preferida).
Es cuando llega y sientes que lo has conocido todo, que lo sabes todo. Es cuando sueñas todo el día, imaginándote como será cuando la vuelvas a ver. Es cuando te desesperas por estar cerca de esa persona a la que amas, y te sientes impotente por no poder vencer la distancia que los separa. Es cuando sientes que el tiempo lejos de él/ella es una eternidad y cuando estas con él/ella es demasiado corto. Es cuando sientes que su ausencia es insoportable. Es cuando no dejas de recordarla y pensarla. Es cuando todo tu mundo gira alrededor de ella. Es cuando no puedes callar que la amas y esperas poder decírselo a cada instante. Es cuando sientes que ningún otro amor en el universo podría superar al tuyo. Es cuando no dejas de soñar con su piel, su mirada, sus besos. Es cuando te sientes capaz de hacer todo por ese amor. Es cuando crees que ella lo merece todo. Es cuando ella es tu prioridad.
La segunda etapa.
Cuando se olvida todo lo de la primera. No quiere decir que el amor no siga existiendo, las mariposas siguen estando, pero ya te acostumbraste y por eso no las sientes. Tus ganas de verla siguen intactas, pero tu ansiedad ha cesado porque sabes que llegarás a verla. La sigues teniendo en mente, pero la haces a un lado para poder concentrarte en tus obligaciones. Sientes que conociste todo, pero ya no es suficiente y quieres ir por más. Es cuando dejas de decirle te amo porque crees que ya lo sabe. Es cuando dejas de querer tocarla, porque ya memorizaste como se siente su piel. Es cuando crees que los pequeños gestos de amor son innecesarios porque ya le demostraste que la amas. Es cuando el amor no es suficiente, y el miedo te invade.
